jueves, 6 de octubre de 2011

SAN BRUNO, LA CARTUJA Y TÚ

Hoy celebramos la fiesta de san Bruno (1030-1101), fundador de la Cartuja, una orden monástica dedicada por entero a la búsqueda de Dios en una vida de oración, silencio y soledad.

Muchos siglos han pasado ya desde que este profesor alemán, siguiendo la llamada del desierto, abandonara su cátedra universitaria, y fundara con unos compañeros un pequeño eremitorio, en un hermosísimo valle alpino al norte de Grenoble, Francia, cuna de la orden cartujana.

Y sin embargo, cosas mías, los valores de vida que esconde esta experiencia tan radical, tienen hoy día una vigencia especial.

A ver si me explico.

Inmersos en este secularismo que nos escuece, conviviendo con miles de ciudadanos que viven la realidad de Dios como una ausencia. 

Cuando se nos vende un modelo de felicidad consumista, el culto al individualismo más exacerbado, en propagandas y libritos de auto-ayuda, con su toque de narcisismo y sus experiencias de sexo express que embotan los sentidos ( y vacían el corazón).

Y se nos predica una moral de mínimos, la muerte cultural de los valores absolutos, y la dictadura de un grosero relativismo, que no se corresponde con la gran dignidad de la persona humana (el valor absoluto por antonomasia).

Y disminuye la participación, especialmente de los jóvenes, en el culto y la liturgia, mientras vemos en la tele un verdadero tenderete de brujitas y brujitos, leyéndonos el tarot, la bola de cristal, rociando sahumerios, y otras monsergas de la misma jaez.

En una época donde la soledad, las enfermedades depresivas, la incertidumbre del paro y el desamparo económico parecen hundirnos en la desesperanza.
 
Justo cuando nosotros, que estábamos tan orgullosos de nuestro "Estado de Bienestar", vemos como se tambalea como un castillo de naipes, sometido a la lógica del dinero y de los mercados (la lógica del anti-reino, la que se opone al Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret).

Y los cristianos comenzamos a estar "mal vistos" en muchos ambientes, atacados por un nuevo ateísmo fundamentalista y agresivo, un ateísmo intolerante y antidemocrático, una especie de pseudo-religión, con sus dogmas y sus liturgias, y que amenaza la sana convivencia ciudadana.

Pues bien, en este contexto tan difícil, la radicalidad de vida que representan san Bruno y los cartujos, son toda una bofetada profética.

¿Qué sucede con estos hombres?, ¿están pirados o qué?, ¿qué buscan en un régimen de vida tan austero?, ¿son felices?, ¿tiene sentido sus vidas?

¡Ah, caramba, hermanito mío!

En estos tiempos recios, cuando se nos llama a una nueva evangelización, el hontanar de riquezas de la experiencia contemplativa de la Iglesia, tiene un significado muy especial: el retorno de la mística como un camino para re-encontrar a Dios en la historia. Ni más ni menos.

Porque el tema no está en explicarle a la gente la realidad de Dios, argumentos van, y argumentos vienen,...es como querer transmitir a alguien el sabor de un mango. 

El asunto está en que testimoniemos el amor de Dios, y favorezcamos espacios para la experiencia del amor, y eso es, justamente, lo que hacen los monjes en la santa Iglesia.

La vida monástica, la búsqueda de Dios en el silencio y la soledad, es un camino para recuperar nuestra más profunda humanidad, la  identidad de hijos y hermanos que late en cada ser humano, curando las heridas interiores, volviendo a la raíz.

La vida monástica es un canto y un testimonio de la alegría de la pobreza y de la sencillez de vida, la simplicidad gozosa de una existencia equilibrada de silencio, oración y trabajo, en contacto directo con la naturaleza, en toda su belleza y esplendor.

La vida cartujana, paradójicamente, con su soledad y su silencio, constituye un espacio de comunión y escucha de los seres humanos entre sí, con la naturaleza, y con el Dios que ama la vida.

Doy gracias al Espíritu Santo, dador de todos los carismas en la Iglesia, por el testimonio tan fuerte y radical de san Bruno y de sus hijos e hijas. 

Aunque la mayoría de nosotros no reparemos en ello, toda la humanidad, incluyéndonos a ti y a mi, estamos presentes en la Cartuja. Amén.

Aquí les comparto un enlace de un libro, muy sencillo e interesante, sobre la vida de san Bruno y la fundación de la Cartuja:

VIDA DE SAN BRUNO : DESCARGAR

Para conocer más sobre este tema, puedes consultar aquí: La Orden de los Cartujos 

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