domingo, 29 de julio de 2012

Santiago en América: Ciudades latinoamericanas con el nombre del Apóstol

Santiago de Los Caballeros de Guatemala, Antigua, Guatemala

Santiago de Querétaro, Mexico

Santiago de Guayaquil, Ecuador

Santiago de Chile, Chile

Santiago de Cali, Colombia

Santiago de Las Misiones, Paraguay

Santiago de Chuco, Perú

Santiago de Cuba, Cuba

Santiago de Veraguas, Panamá

Santiago del Estero, Argentina

Santiago de Chiquitos, Bolivia

Santiago de Los Caballeros, República Dominicana

Santiago de Atitlán, Guatemala 

Santiago de Managua, Nicaragua

Santiago de León de Caracas, Venezuela

Santiago de León de Caracas, Venezuela
El nombre de Santiago, patrono de España, está presente a lo largo y ancho de la geografía latinoamericana. Desde México hasta la Argentina, pasando por el Caribe, ciudades, pueblos, aldeas, llevan el nombre del Apóstol, casi siempre asociado a otra palabra de origen indígena.

Santiago en América, un fruto de la inculturación del Evangelio a la nueva realidad de los pueblos y culturas del nuevo mundo.

La evangelización española, con sus luces y sus sombras, está en el corazón mismo del proceso colonizador del continente, configurando su cultura e idiosincracia, esos rasgos de identidad que definen el ser mismo de la América Latina.

¿Qué puede significar tener a Santiago como patrono?

El nombre del Apóstol hace referencia a las raíces cristianas de los pueblos hispanos. Más allá del juicio de la historia, de esta fuente venimos, sobre esta semilla de fe, cultura y Evangelio se levantaron los cimientos de la hispanidad.

Viviendo en España, es más fácil comprender lo que significa la experiencia apostólica de Santiago para la fe, y la historia, de la Iglesia española. El Apóstol ha dado a los católicos españoles un fuerte sentido de la misión y el envío, del peregrinaje y el testimonio, incluso martirial, de la fe; de su vocación a adherirse plenamente a la verdad de la fe, con todas sus exigencias, aún en medio de los avatares de la historia.

Por lo demás, tener a Santiago como patrono es, en la mayoría de los casos, un motivo de celebración y de encuentro festivo de la comunidad local, una razón para encontrarse y fomentar los lazos de unión, y el compromiso por construir una sociedad mejor, más justa y humana.

Tradicionalmente, los pueblos creyentes acuden a su santo patrono, en nuestro caso al Apóstol Santiago, como un signo de pertenencia a la localidad, encomendándose a su protección e intercesión delante de Dios, experimentando su ayuda en momentos de dificultad.

Aunque en el actual proceso de secularización esta experiencia identitaria ha ido perdiendo su referente religioso, sin embargo sigue estando muy presente en los pueblos hispanos de ambos lados del Atlántico.

Pidamos que la oración del Apóstol nos acompañe y bendiga, para que los países y pueblos de América Latina caminen siempre por senderos de justicia y libertad.

Encomendemos también a Santiago a la Iglesia Madre de España, que se renueve en ella la fe cristiana que tantos frutos de santidad y vida ha dado a lo largo de la historia, que la verdad salvadora del Evangelio de Jesucristo acontezca de nuevo en España, especialmente en las nuevas generaciones. Amén.

sábado, 28 de julio de 2012

Rusia vuelve a implantar la asignatura de Religión en la escuela

Nikolai Bogdanov

A partir de septiembre del 2012 habrá clases de Religión según la fe de los alumnos

Veinte años después de que la Unión Soviética se resquebrajara, la religión vuelve a enseñarse en los colegios de Rusia. En estas dos décadas, la Iglesia ortodoxa ha ido ganando en cercanía a las instituciones y en presencia entre una población que durante casi todo el siglo XX fue oficialmente atea. Religión mayoritaria entre los rusos, uno de sus objetivos ha sido entrar en las escuelas.

En el próximo curso escolar, que comienza el 1 de septiembre, todos los colegios rusos contarán con una asignatura más: Fundamentos de las culturas religiosas y de la ética laica. Un rimbombante nombre con el que el Kremlin ha encontrado una solución salomónica para dar cabida a las principales religiones del país.

La asignatura se impartirá con carácter trimestral en cuarto y quinto cursos (10 y 11 años). Además, es obligatoria, así que nadie podrá negarse a cursarla si no quiere quedarse sin el diploma escolar. Los padres, sin embargo, tienen la posibilidad de elegir uno de los seis módulos en los que está dividida la asignatura.

Estos módulos se han diseñado con arreglo al mapa religioso de Rusia, el país más extenso del mundo con una población de 142,9 millones de habitantes.

Los alumnos pueden elegir historia de una de las cuatro religiones tradicionales de Rusia (cristianismo ortodoxo, islam, judaísmo y budismo) o un módulo más general: fundamentos de las culturas religiosas o fundamentos de la ética laica.

Todo empezó en el 2009, cuando el entonces presidente ruso, Dimitri Medvédev, creó un programa piloto para introducir en las escuelas la enseñanza de lo moral tras el colapso de la URSS. El Ministerio de Educación introdujo la asignatura como optativa, y entre el 2009 y el 2012 se ha impartido en 19 de las 83 regiones del país.

Según las autoridades educativas rusas, el experimento ha resultado un éxito. Pero las voces críticas no faltan en este paso de devolver la religión a las escuelas. Esas voces no están de acuerdo con la decisión por diversas razones. Atendiendo a un punto de vista educativo, el experto en religiones Ivar Maksúrov cree "erróneo dividir por sus creencias a los niños en grupos a una edad tan temprana. Esto puede causar muchos problemas". "No estoy en contra de introducir estas asignaturas en las escuelas, pero no de esta forma", añade.

Otros críticos son más contundentes, y califican la iniciativa de "perjudicial y peligrosa". Unos temen que se utilice el aula como un lugar de predicación o, incluso, proselitismo. Y otros temen que la enseñanza carezca de carácter científico.

Precisamente, uno de los problemas a los que se enfrentará la nueva religión de las escuelas rusas es la falta de profesores preparados y de manuales. Para suplirlo, se prepararon miles de tutores a nivel estatal que luego han ido preparando a los maestros en las regiones. La asignatura se centra más en la historia que en las cuestiones de fe.

El protodiácono Andréi Kuráiev, profesor de la Universidad Estatal de Moscú (MGU) y de la Academia Espiritual de Moscú, se ha encargado de redactar el manual sobre cristianismo ortodoxo. "No hay lugar para propaganda religiosa en estas lecciones, ni tampoco para hacer llamamientos para participar en determinados ritos religiosos o aceptar dogmas particulares. Los libros de texto no deben incluir críticas a otras religiones, y no tienen que llevar una sola línea que se pueda usar como argumento en el debate sobre la superioridad de una religión sobre otra. La asignatura se debe afrontar desde un punto de vista laico".

Después de dos guerras en Chechenia, y con el Cáucaso todavía caliente, el enfrentamiento entre grupos étnicos o religiosos es una cuestión demasiado sensible en Rusia. En la última década, además, se ha hecho evidente que la creciente inmigración del Cáucaso y de Asia Central (musulmanes, en su mayoría) no es muy bien vista por los rusos étnicos. Brotes esporádicos de violencia han hecho temer a las autoridades por la estabilidad del país.

"Los buenos manuales son, por supuesto, necesarios, pero lo más necesario son buenos profesores. Con un buen profesor, una lección sobre fundamentos religiosos puede convertirse en una buena lección de tolerancia religiosa", ha apuntado Yevgueni Bunimóvich, que tiene el título honorífico de profesor de Rusia.

(...)



lunes, 23 de julio de 2012

Rostros: Los profes y el lenguaje emocional


Sale a nuestro encuentro una colorida galería de rostros juveniles, producida por Andy15J, y titulada Julian Opie inspired, en referencia a un artista británico: Julian Opie, un verdadero maestro en el arte del retrato contemporáneo.

Detrás de cada rostro podemos reconocer todo un arco iris de sentimientos y emociones. Saber interpretar adecuadamente los estados emocionales de las personas es inherente a la llamada inteligencia emocional.

Desde la perspectiva de las competencias básicas, se trata, sin duda, de un indicador de nuestra competencia social y ciudadana.

Si revisamos cada una de las caras de la imagen encontraremos toda una variedad de emociones: duda, confianza, orgullo, inocencia, curiosidad, atención, picardía, indiferencia, interrogación, franqueza, apoyo,...Pero no todas están presentes en el cuadro, faltan, por ejemplo: la tristeza, la preocupación, el aburrimiento,...

Inmersos en el fuerte individualismo de las sociedades liberales, cada quien parece concentrado en su propio mundo, en sus objetivos, en sus emociones personales,...Será por eso que nos cuesta tanto aprender a ser empáticos, es decir, acoger la realidad emocional, y existencial, del otro, compartirla, ponerse en el lugar de los demás, sin juzgarlos, simplemente aceptándolos.

Si alguien está triste, no puedo regañarlo por ello, y decirle sin más: ¡Deja ya esa cara, hombre! Zamparle eso a alguien es no aceptar su tristeza, y lo más probable es que tenga efectos contrarios a nuestra intención 

Nos falta inteligencia emocional.

Si alguien está triste, compartamos su tristeza, que se sienta acogido por nosotros, dejemos que hable si quiere, digámosle, por ejemplo, aunque parezca inútil: ¡Vaya, observo que estas triste!, o, ¡Veo que esta situación te afecta, lo siento! 

Aprender a interpretar las emociones de los demás es un asunto de convivencia humana, y, hablando en cristiano, de fraternidad. 

Por ejemplo, un buen profesor, con suficiente inteligencia emocional, con competencia social, sabe conectar emocionalmente con sus alumnos, es capaz de interpretar adecuadamente sus emociones y sentimientos, literalmente, lee sus rostros.

He observado que muchos profesores, quizás porque es ese el modelo de docente que han asimilado, actúan como si la realidad emocional de los alumnos y alumnas no existiera, están centrados en los contenidos de la asignatura, y pocas veces sintonizan con el estado emocional de la clase.

Concluyo contando una experiencia que conocí de cerca hace ya algunos años. Un chico de 1º ESO ante una pequeña llamada de atención del profesor, le respondió de una manera muy inadecuada, acto seguido el docente le indicó que debía abandonar la clase, y así lo hizo inmediatamente, dando tras si un fuerte portazo. 

Pasados unos minutos, el profesor salió afuera, se acercó al alumno y simplemente le dijo: Me imagino que estás muy enfadado por algo, y pienso que sería bueno que me lo contaras. Inopinadamente el chico, que se esperaba un discurso tipo bronca "plan profe", rompió a llorar, y le comentó que, en efecto, estaba muy enfadado con él, porque sentía que era injusto, que imponía sanciones a algunos alumnos y a otros no,... Un sentimiento, por cierto, de lo más común en el alumnado.

El profesor le dijo que comprendía su enojo, pero que la forma que había escogido para manifestarlo era muy inadecuada, que la próxima vez intentara decirle directamente lo que sentía. El chico, que tenía un fondo noble, cambio inmediatamente de actitud, y le pidió disculpas. 

Y aunque el profesor le impuso al alumno un "parte de disciplina", por lo que tuvo que quedarse un par de días sin recreo, la realidad es que las relaciones entre ambos mejoraron, lo que redundó en la actitud del chico, y en el clima de convivencia de la clase.

Esto es sólo un ejemplo, y, evidentemente, hay casos de casos,...sin embargo, a veces me pregunto, nosotros los educadores ¿aceptamos las emociones de los alumnos?, ¿somos empáticos?,... ¿leemos sus rostros?

Una reflexión  que debe continuar.


jueves, 19 de julio de 2012

Ave, Maris Stella: Vitrales de la Virgen María


Himno gregoriano tradicional en honor a María, la Madre de Dios: Ave, Maris Stella, interpretado por el coro de las monjas benedictinas del Real Monasterio de San Pelayo.

El vídeo muestra una galería de vitrales que tienen como tema central el misterio de la Virgen María.

El vitral, verdadera expresión de las artes plásticas al servicio de la arquitectura, combina la luz solar con los colores de una imagen plasmada en el cristal de una ventana, creando un efecto luminoso cautivador.

En la arquitectura cristiana el colorido ventanal traspasado por la luz no es un mero adorno, está lleno de significados. La imagen, o el misterio de fe allí representado, cobra vida al ser embestida por el sol, particularmente a la hora del amanecer o del atardecer, iluminando a la comunidad que se congrega allí para celebrar el culto al Señor.

En los vitrales de la Virgen María prevalecen, sobre todo, los colores blancos y azul, símbolos de su pureza y de su pertenencia a la gloria del cielo. A veces aparece en la imagen un lirio, o una azucena,  representando la virginidad de Nuestra Señora.

Para comprender la composición de estas imágenes "luminosas" de María hay dos textos bíblicos fundamentales: la profecía del Génesis sobre la mujer, y su descendencia, llamadas a aplastar la cabeza de la serpiente (Gn. 3,15); y la visión del libro del Apocalipsis, la mujer vestida de sol, con la luna bajo sus plantas, y que lleva en su cabeza una corona de doce estrellas (Apoc. 12, 1).

La figura dual, entrañable, de la Virgen con el niño es predominante en toda la iconografía mariana, también en los vitrales, aludiendo sin duda a esa experiencia tan cercana del pueblo de Dios de la maternidad de María. Ella es siempre para nosotros la Madre junto al Hijo, la que nos muestra y nos lleva a Jesús, la que intercede ante él por nosotros, sus hijos e hijas muy amados.

Pero aún hay algo más.

Al contemplar estos vitrales de la Virgen, descubrimos un atisbo del misterio de la Iglesia. Como María, la Iglesia es la Madre que engendra, por la Palabra y los sacramentos, a Cristo en nosotros; como María ha sido santificada por Cristo, Cabeza del Cuerpo, y es Inmaculada y Pura, aunque sea débil y pecadora en sus miembros; como María ella es la Virgen desposada, consagrada a Cristo por el bautismo; como María está llamada a participar de la gloria luminosa de la Pascua, y a ser transfigurada por el poder de la Resurrección de Jesús.

Como María, la Iglesia es la humilde sierva del Señor, que contempla la Palabra en el corazón, intercede por las necesidades del mundo, proclama su alabanza en el Magnificat, vela junto a la cruz del Señor, participando de los sufrimientos de Cristo, y es revestida de la fuerza del Espíritu Santo en la mañana de Pentecostés.

Concluyo diciendo que no se puede comprender el misterio de la Madre de Dios, si no lo contemplamos a la luz de Cristo y de la Iglesia.

A continuación la letra del hermoso himno "Ave, Maris Stella", primero en latín: 

AVE, MARIS STELLA

Ave Maris Stella
Dei Mater alma,
Atque semper Virgo
Felix coeli porta. 

Summens illud 
Ave Gabrielis ore, 
Funda nos in pace, 
Mutans Evae nomen.


Solve vincla reis,
Profer lumen caecis,
Mala nostra pelle,
Bona cuncta posce.

Monstra te esse Matrem,
Sumat per te preces,
Qui pro nobis natus
Tulio esse tuus.

Virgo singulares,
Inter. Omnes mitis,
Nos culpis solutos
Mites fac et castos.

Vital praesta puram,
Iter para tutum;
Ut videntes Jesum,
Semper collaetemur.

Sit laus Deo Patri,
Summo Chisto decus,
Spiritu Sancto,
Tribus honor unus.
Amen.

Y su traducción en español:


AVE, ESTRELLA DEL MAR 
            
Salve estrella del mar,
Santa Madre del Verbo,
Salve perpetua Virgen,
Puerta feliz del cielo.

Tú que oíste aquel Ave
De la boca arcangélica,
Danos la paz más firme
Cambiando el nombre de Eva.

Liberta a los cautivos,
Cura los ciegos ojos,
Aleja nuestros males,
Danos los bienes todos.

Demuestra que eres Madre,
Y haz que oiga nuestras súplicas
Quien nació por nosotros
Tomando carne tuya.

Oh singular Doncella,
Benigna como nadie:
Libranos del pecado,
Haznos castos y suaves.

Danos vida impoluta
Y seguro sendero
Para que, viendo a Cristo,
Siempre nos alegremos.

Loado sea el Padre,
Honrado sea el Hijo,
Y ambos glorificados
Sean con el Espíritu.


¡Que María, la Madre de Dios, Vitral de la Iglesia, interceda siempre por nosotros! Amén.


lunes, 16 de julio de 2012

Confesar la fe en público: un artículo de Carmen Posadas

"Keeping up on things" - Tom Brown


Ayer domingo tuve la suerte de leer un interesante artículo de la escritora uruguaya-española Carmen Posadas, sobre un tema que me toca muy de cerca: las reacciones de la gente, particularmente en España, cuando alguien se confiesa creyente, máxime, agrego yo, si eres católico, y lo dices por la cara,...

En muchos ambientes de la vida pública española ser creyente, y decirlo, es exponerse a sufrir toda suerte de comentarios mal intencionados, de prejuicios, expresados con frecuencia por personas "políticamente correctas" que se tienen a sí mismas por tolerantes y abiertas, es decir, lo que aquí conocemos por "progres", pero que en el fondo demuestran un talante bastante sectario y cerrado, justo lo contrario a lo que podemos entender por una mentalidad progresista ¡Vaya parádoja!

Por eso, precisamente, que una intelectual como Carmen Posadas tenga la lucidez de llamar las cosas por su nombre, y reivindique la búsqueda espiritual como un bien para la persona humana, es de destacar sobremanera.

Porque, voy al punto, la aconfesionalidad del Estado no significa, como pretenden algunos y algunas, que los ciudadanos y ciudadanas no podamos expresar libremente, en un clima de libertad y respeto, nuestras convicciones religiosas. Es decir, nadie tiene por qué esconder, ni disimular con eufemismos, su adhesión a una fe, en mi caso la cristiana-católica. 

Es que la Religión no sólo es un asunto de libertad de la conciencia individual, también está relacionada con el ejercicio de algunos derechos ciudadanos y, sobre todo, con la convivencia social.

A continuación transcribo por entero, creo que vale la pena, el escrito de Carmen Posadas:

CAMINO AL ANDAR

El otro día, Montserrat Caballé confesó en televisión: «Soy una mujer afortunada por muchas razones, pero, si tengo que elegir, me quedo solo con una. Soy una persona de fe, y en ella me he apoyado toda mi vida». Me sorprendió mucho su declaración. Tal vez porque en el mundo actual vivimos encasillando o etiquetando personas y no me pegaba que ella fuera una persona religiosa. 
Menos aún que no le importara declararlo abiertamente y me pareció muy valiente por su parte. Si ustedes se fijan, existe un gran pudor en decir que uno es creyente. Tanto es así que, para que no la tachen de carca, la gente recurre a todo tipo de eufemismos. Por ejemplo, cuando alguien muere, sus amigos dicen que se ha ido «más allá de las estrellas» y, si uno desea fervientemente conseguir algo, declara que espera que «los dioses le sean propicios». 
También es curioso resaltar cómo personas que se confiesan agnósticas e incluso ateas se pasan el día consultando el horóscopo, como si creer en los astros y en la conjunción de Venus con Marte fuera mejor o más científico que creer en san Antonio o en la Purísima Concepción. 
Nada que objetar, por supuesto, a que alguien adore hasta al Pato Donald si le da la gana, allá cada uno; lo que me parece pintoresco es que hacerlo «merezca un respeto», mientras que creer en Dios se tome a chufla o produzca, como mínimo, una sonrisita condescendiente. En lo que a mí respecta, también soy una persona de fe. No es algo de lo que hable por lo general, de hecho rara vez lo digo, pues temo que se malinterprete. 
Y es que, por el afán etiquetador del que antes hablaba, se tiende a pensar que, si uno cree, es un meapilas o, como mínimo, alguien un poco rarito. También se nos suele asimilar a determinadas corrientes políticas, cuando no suponer que pertenecemos a alguna facción ultraconservadora dentro de la Iglesia católica. 
En mi caso, ninguna de esas cosas es cierta. Es más, vengo de un país tan poco religioso que la Navidad no se llama Navidad y la Semana Santa se conoce como la semana de turismo. Tal vez por eso nunca he tenido, como el resto de las personas de mi generación, esa relación amor-odio con la Iglesia. 
Tampoco fui a colegio de monjas ni me he educado con principios religiosos. Lo mío ha sido una larga búsqueda y una inquietud espiritual que no tiene, por cierto, el resto de las personas de mi entorno. Si escribo ahora este artículo, y me lo he pensado mucho antes de hacerlo, no es para hablar de mi fe, pues pienso que es algo personal y cada uno debe buscar su camino, que no es necesariamente el mío. Lo único que me gustaría señalar es que tener una cierta inquietud espiritual es algo que me ha dado mucha felicidad. Por supuesto no es mi intención adoctrinar a nadie ni convencerlo de nada. Tampoco creo en una religión excluyente o desdeñosa con las demás. Lo que sí pienso, en cambio, es que vale la pena emprender la búsqueda. 
No, curiosamente, como cree la gran mayoría, para encontrar explicación a los misterios que nos rodean, tampoco para tener la seguridad de que existe algo después de esta vida y ni siquiera para encontrar ayuda en los momentos de tribulación. Sino porque la simple búsqueda ya da sentido a todo lo demás y se ven las cosas de otro modo. En realidad, siempre he pensado que la religión sirve más para ser feliz en esta vida que para entrar en otra. De lo que no puedo hablarles es de qué ruta tomar. Si cada religión es un camino y todos conducen a un mismo destino, importa poco cuál se elija. Algunos, después de haberse criado en una religión que no los llenaba en absoluto, buscan una fe muy ajena a la suya. Otros, en cambio, como yo, tras rebuscar por todos lados, vuelven a la de su infancia porque tiene más referentes culturales con su vida y con su sensibilidad. Por favor, disculpen esta confesión tan privada. Lo único que pretendía con ella era decir que se hace camino al andar y que tan solo iniciar la marcha ya hace que uno vea las cosas de otro modo y disfrute más del paisaje.
Carmen Posadas, Escritora

Fuente: XLSemanal 15/07/12



jueves, 12 de julio de 2012

San Benito de Nursia: ¿Una iconografía acorde a la vida?






















¿Qué transmite la iconografía tradicional de san Benito de Nursia (480-547) a los creyentes del siglo XXI?

Saber interpretar, en clave de fe, el mensaje que se nos quiere comunicar a través de una pintura es un indicador de nuestra competencia artística y visual. Y, claro está, añado yo, también de nuestra competencia espiritual.

Hay que procurar ir más allá de los aspectos materiales de la obra, e inferir el fondo, el contenido, es decir, la sustancia, que da sentido y significado a la creación del artista. En esta tarea el aporte de la asignatura de Religión es imprescindible.

Del padre de los monjes de occidente no nos ha llegado ningún retrato. Se trata, como sabemos, de un santo del siglo VI.

Benito suele representarse como un hombre anciano, vestido con el habito negro de los monjes benedictinos, portando en una mano un báculo abacial, signo de su carisma como pastor de una comunidad de monjes, y en la otra un libro que simboliza su legado más importante, la conocida Regla de San Benito, o, sencillamente, la Santa Regla.

En algunos cuadros vemos también junto al santo a un cuervo, en recuerdo de aquel pasaje de su vida en que el hombre de Dios recibe un pan envenenado, y él lo entrega a dicha ave para que lo lleve lejos, donde no pueda hacer daño a nadie.

Otro atributo que aparece alguna vez es, en vez del báculo, un haz de apretadas varillas en una mano, significando la fuerza de los monjes que viven juntos formando una comunidad.

La psicología del santo que se retrata es, básicamente, seria, incluso, en alguna ocasión, severa. Sus gestos, la mirada, la rectitud de los labios, transmiten la sensación de gravedad, madurez, equilibrio, sobriedad y dominio de sí mismo.

En otros cuadros, en cambio, el gesto y la mirada del anciano están teñidos de bondad, inocencia y cercanía paternal. Estos últimos, a mi juicio, son más fieles con los rasgos de carácter, la personalidad, de Benito de Nursia, tal y como los ha plasmado San Gregorio Magno en el II Libro de los Diálogos, la única fuente que disponemos para conocer la vida del santo.

Lamentablemente, el retrato adusto y frío del  patriarca de los monjes, es el que ha prevalecido en nuestro imaginario actual, quizás por la influencia de una cierta espiritualidad que ha enfatizado ciertos aspectos de su persona, en detrimento de otros.

Y aunque es cierto que Benito se toma la vida cristiana totalmente en serio, es amante del orden,  de la autoridad y de la obediencia, y, sobre todo, tiene un gran sentido de la majestad divina; cuando leemos su vida, y su Regla, nos percatamos de otros aspectos igualmente importantes, que dan cuenta del "ser mismo" del hombre de Dios.

Benito, que ha preferido a Dios por encima de todas las cosas, precisamente por eso, rebosa humanidad y misericordia por los cuatros costados: cercano y solidario a las necesidades no sólo de su comunidad sino del entorno social que le rodea, por su vida van desfilando los enfermos, los endemoniados, los pobres, los necesitados, los afligidos, para todos ellos tiene una palabra de comprensión, un gesto de bondad y de ternura, lo cual se ve frecuentemente coronado, merced a su oración, con la gracia de la bendición divina: la sanación de un enfermo, algún prodigio del poder de Dios, etc.

Por su testimonio comprendemos que mientras más lleno de Dios esté nuestro corazón, más ardemos en el fuego de la caridad, más cerca sentimos el dolor de los otros, y, en definitiva, nos hacemos más plenamente humanos.

Frente a la iconografía tradicional del fundador de los monjes, encontramos también algunas imágenes  frescas y renovadoras, más acordes con nuestra sensibilidad actual, y que enfatizan, precisamente, la dimensión de cercanía y humanidad de Benito de Nursia. 

Como muestra de lo anterior, dos ejemplos:




¡Feliz Día de San Benito para todos mis hermanos y hermanas que viven su carisma en la Iglesia, especialmente a mis queridos hermanos, y amigos, los monjes benedictinos de la Abadía de San José de Güigüe en Venezuela!

martes, 10 de julio de 2012

San Benito de Nursia: Himno de Maitines


Mañana, 11 de julio, celebramos la fiesta de San Benito de Nursia (480-547), Padre de los monjes de occidente y patrono de Europa, cuya obra más importante es la conocida Regla de San Benito. 

El himno gregoriano del vídeo es el "Quidquid antiqui cecinere Vates", el cual se canta en el oficio de Maitines del día de la fiesta, interpretado por el coro monástico de la Abadía de Notre Dame de Fontgombault.

La suavidad del canto monástico nos transmiten la paz y la quietud propias de las vigilias de los monjes. Antes del amanecer, en el silencio de la madrugada, la comunidad entera se reúne para orar y escuchar la Palabra de Dios, disponiendo el corazón a la plegaria, atenta la mirada en el Señor.

Lo que viven los monjes, hemos de llevarlo, según la vocación de cada uno, a la vida diaria. El Evangelio nos exhorta a todos a permanecer con los lomos ceñidos y las lamparas encendidas, velando y orando en todo tiempo, "hasta que el Señor vuelva".



San Benito, un hombre que ha dedicado su vida a la tarea de buscar a Dios, ha tenido la valentía de vivir sus opciones personales hasta el final del camino.

Toda su vida es un testimonio de coherencia, humanidad y sabiduría cristiana.

Si al igual que él sentimos la dulce voz del Señor que nos invita y, en su bondad, nos muestra  el camino de la vida, corramos con alegría por el sendero de la fe y de la caridad fraterna, tomando como guía el Evangelio, y sin anteponer nada al amor de Jesucristo. Amén.

Fiesta de San Benito: Himno de Maitines


Quidquid antiqui cecinere Vates,
Quidquid aeternæ monimenta legis,
Continet nobis celebranda summi
Vita Monarchae.

Extulit Mosen pietas benignum,
Inclytum proies Abraham decorat,
Isaac sponsæ decus, et severi
Jussa parentis.

Ipse virtutum cumulis onustus,
Celsior nostri Patriarcha cœtus
Isaac, Mosen, Abraham sub uno
Pectore clausit.

Ipse, quos mundi rapuit procellis,
Hic pius flatu statuat secundo,
Pax ubi nullo, requiesque gliscit
Mista pavore.

Gloria Patri, genitæque Proli,
Et tibi, compar utriusque semper
Spiritus alme, Deus unus, omni
Tempore sæcli. Amen.

lunes, 9 de julio de 2012

Amanece: caminar en la presencia de Dios

"Dawn" - Robert Gainor

Amanece. Caminemos en la presencia de Dios en este país de la vida que nos toca habitar, pues con él a nuestra derecha nuestro corazón no vacilará.

Él lleva las cargas de cada día.

Digamos como Elías, el profeta del Carmelo: "Vive Yahvé, Dios de Israel, a quien sirvo" (1Re. 17, 1)

Recordemos las palabras que dijo a nuestro padre Abraham: "Yo soy el Sadday, anda en mi presencia y sé perfecto" (Gn. 17, 1)

Pues la mirada del Señor está puesta en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, y dice Juan de la Cruz que el mirar de Dios es amar y hacer mercedes.

Entretanto, el sol sale sobre el horizonte del Atlántico, contento como un héroe, asoma por un extremo del cielo, y nada se libra de su calor.

A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje. Amén.

"Que el amor de Yahvé no se ha acabado,
ni se ha agotado su ternura;
cada mañana se renuevan:
¡grande es tu lealtad!
¡Mi porción es Yahvé, dice mi alma,
por eso en él espero!" 
(Lam. 3, 22-24)

sábado, 7 de julio de 2012

¿A dónde miras? ¡Fija los ojos en Jesús!


Jesús crucificado, iluminado por la luz brillante que traspasa una pequeña ventana de estilo románico.

Mirar a Jesús.

Tener los ojos fijos en Jesús, el iniciador y el que lleva a su plenitud nuestra débil fe, el pastor y el guardián de nuestras almas, la puerta por la que tenemos libre acceso al Padre celestial.

En Jesús, porque él es la imagen del Dios invisible, la impronta de su sustancia, el resplandor de su gloria, aquel en quien habita la plenitud de la divinidad corporalmente, el primogénito de toda criatura, y el primero en Resucitar de entre los muertos.

En Jesús, porque de él hemos recibido gracia tras gracia, él aprendió sufriendo a obedecer, y ahora es causa de salvación para todos los que le obedecen.

En Jesús, que padeció la muerte por todos, y una muerte de cruz, escándalo para los judíos y necedad para los gentiles, pero que para nosotros, los creyentes, es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

En Jesús, porque él nos ha llamado a cada uno por nuestro propio nombre, para que negándonos a nosotros mismos, llevemos con él la cruz de cada día, nos esforcemos por entrar por la puerta estrecha, y compartamos con él algún día la gloria eterna de su Pascua.

En Jesús, manso y humilde de corazón, que nos ofrece un yugo llevadero y una carga ligera, que ha prometido estar con nosotros todos los días hasta la consumación de los tiempos.

En Jesús, que no nos ha llamado siervos sino amigos, que le ha lavado los pies a su discípulos, que nos ha mandado a que nos amaramos los unos a los otros como él mismo nos ha amado, dando su vida por nosotros.

En Jesús, vivo y presente en el pan y en el vino de la Eucaristía.

En Jesús, vivo y presente en el hambriento, en el desnudo, en el que tiene sed, en el forastero y el emigrante, en el que está solo, enfermo o en la cárcel.

En Jesús, que es el mismo ayer, hoy, mañana y siempre, que ha venido a sanar los corazones afligidos y  a anunciar la buena noticia a los pobres, sacramento de su presencia en el mundo.

En Jesús, que no nos ha dejado huérfanos, que, conforme a su promesa, ha enviado el Espíritu Santo. 

En Jesús, hijo de María Virgen, cabeza de la Iglesia Santa, que es su cuerpo, plenitud del que lo llena todo en todo.

En Jesús, para que no se turbe nuestro corazón ni se acobarde, porque en el mundo tendremos luchas, pero él ha vencido al mundo.

En Jesús, en cuyo nombre todas nuestras plegarias son escuchadas, y tienen el "sí" de Dios.

En Jesús, Príncipe de la paz, dador de toda paz.

En Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías crucificado, iluminado en la mañana de este sábado por la luz brillante que traspasa una pequeña ventana de estilo románico

Su retorno glorioso esperamos confiados.

A él la gloria, el honor y la alabanza por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


jueves, 5 de julio de 2012

Enfrentar la crisis: ¿Optimismo o esperanza? 5 razones para la esperanza


"Provence Landscape Knife"- Marion Hedger 


Aquí en España llevamos ya un tiempo escuchando malas noticias, una tras otra: el paro, la recesión económica, los desahucios, la prima de riesgo, los recortes en sanidad y educación, las subidas de impuestos y de servicios, las bajadas compulsivas de sueldos, y pare usted de contar,…

Además, por si fuera poco, siempre parece otear en el horizonte el anuncio amenazante de más crisis, más recortes, más medidas, más y más,…ya sea para la semana que viene, o el mes que viene, o el año que viene,… ¡Venga ya!

A nivel personal se impone, es cuestión de supervivencia, afrontar el temporal con optimismo, y plantar cara a los problemas con decisión, con coraje,… Sin embargo, a veces nos sentimos tan arropados por las dificultades que, sencillamente, nos desinflamos.

"The hope" - Abhijit Bhattacharya
Descubrimos que no basta con ser simplemente optimistas para que las cosas mejoren. En ocasiones, recibimos tal decepción que nos sentimos hundidos y deprimidos.

Considero que más peligroso que un pesimista, es un optimista ingenuo, que piensa que las cosas van a marchar bien porque sí, aunque su creencia no tenga asidero en la realidad.

Algunos postulan, en contrapartida, un optimismo realista, es decir, tener una actitud básicamente positiva frente a la vida, sin despegar los pies de la realidad que siempre es tozuda, y se impone a todos nos guste o no.

En lenguaje bíblico se habla no tanto de optimismo sino de esperanza, una de las virtudes teologales que junto con la fe y el amor, infunde Dios en nosotros el día de nuestro bautismo.

La esperanza cristiana no sufre los vaivenes del optimismo ciego porque tiene su fundamento en Dios mismo quien, como dice Santa Teresa de Jesús, no se muda, siempre permanece igual.

Pues bien, para atravesar los valles oscuros de esta crisis no basta el optimismo, ni el realista ni mucho menos el ingenuo, necesitamos la virtud grandota de la esperanza, que es gracia de Dios infundida por el Espíritu Santo en nosotros.

¿En qué se fundamenta la esperanza? ¿Cuáles son las razones que la sostienen en medio de las pruebas y los sufrimientos que la vida nos depara? Llevo un tiempo buscando respuestas a estas preguntas, que me tocan muy de cerca, y aunque nunca se deja de preguntar y de buscar, he querido compartir aquí esos motivos que en mi camino de fe han mantenido, y mantienen, a veces en medio de la noche, mi esperanza en el Señor.

Estas son, pues, las 5 razones de mi esperanza:
  
1. La fidelidad de Dios: 
Dios nunca se desdice de su voluntad de bendecirnos y de comunicarnos su amor salvador, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables (Rom. 11, 29). Es más, aunque seamos infieles, él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2, 13)

2. Dios todo lo dispone para nuestro bien: 
"The glow of hope" - Haldankar
En todas las cosas interviene Dios para el mayor bien de sus hijos (Rom. 8, 28). No hay que preguntarse por qué esto, o por qué aquello, pues incluso los momentos de sufrimiento y angustia el Señor los permite para nuestro bien (Gen. 50, 20). Él lleva contados los cabellos de nuestras cabezas (Mt. 10, 30), y guarda nuestras entradas y salidas, ahora y por siempre. Amén (Sal. 120)

3. Dios nunca permite una prueba que no podamos superar: 
Porque Dios es fiel no consiente que soportemos una tribulación que supere nuestras fuerzas, antes bien con la misma prueba, dispone los medios y los caminos para que podamos vencer, y salir airosos del problema (1 Cor. 10, 13) Esta es nuestra confianza, pues nos basta su gracia, ya que su fuerza actúa en la debilidad, de allí que se nos invite a gloriarnos incluso en las necesidades y en las angustias, para que se cumpla en nosotros la paradoja cristiana: cuando somos débiles, entonces somos fuertes (2 Cor. 12, 9-10).

4. La misericordia de Dios: 
Dios cuida de nuestra vida con su amor providente no porque lo merezcamos o porque seamos buenos, sino porque es misericordioso, y su misericordia desborda siempre nuestros méritos (Lc. 15, 1-31). Esa misericordia de Dios es del tamaño de su grandeza (Ecl. 2, 18), es decir, infinita. La Regla de San Benito, nos aconseja jamás desesperar de la misericordia divina. No hay problema ni situación de nuestra vida, por más insalvable que pueda parecer, que escape de la misericordia del Señor, pues no tiene medida, y se renueva para ti y para mi cada mañana (Lam. 3, 22-23)

5. Dios está siempre con nosotros: 
Llueva a cantaros, o salga el sol, el Señor  camina con nosotros, él nunca nos abandona (Mt. 28, 20), en él hallamos todas las gracias que necesitamos, el amor, el consuelo, la fortaleza (Ef. 1, 3)… Es sabio consejero en la toma de decisiones (Sal. 33, 5), y amigo verdadero para las horas de soledad (Jn. 15, 15) No enfrentamos los molinos de viento de la vida solos, contigo y conmigo camina siempre el Señor: “No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios” (Is. 41, 19).

 
“Espera en el Señor, sé valiente, te ánimo, espera en el Señor” (Sal. 26, 14)