sábado, 13 de octubre de 2012
Ciberacoso: qué es y qué hacer frente a él
Blog de Alejandro Pinto - Mi filosofía hecha escritura y educación |
Comparto con ustedes este esquema porque como educador, y como participante yo mismo del movido mundo de la Red, me preocupa el tema del ciberacoso.
Subes una foto al Tuenti, cuelgas un vídeo en FB, haces un comentario que te parece gracioso en el Twitter, y luego alguien te etiqueta, o escribe en tu muro unas palabras de burla, o se inventa una historia para desacreditarte, o revela públicamente cierta información íntima,... y la noticia comienza a expandirse viralmente por todo el Internet. ¡Así de fácil y aterrador!
Claro, no me lo digas, eso es algo que siempre le ocurre a "otros",... sí, claro,... hasta que un buen día nos pasa a ti y a mí, y sin querer nos convertimos en victimas de uno de los tantos desaprensivos que andan sueltos por la selva sin ley del espacio virtual.
Eso sin mencionar los casos más graves: persecuciones, amenazas, insultos, acusaciones falsas, difamaciones,....
Sea como fuere, es bueno que sepamos : EL ACOSO POR INTERNET ES DELITO. ¡No tengamos reparo en denunciar a quien competa: centro educativo, policía, etc. la situación que padecemos! Nadie tiene el derecho a destruir nuestro buen nombre en el espacio virtual, ni tenemos por qué soportar los efectos destructivos, a nivel social, psicológico y emocional, que conlleva el ciberacoso.
Plantemos cara. Es una cuestión de justicia, (y de autoestima también).
Unas cositas más:
He observado que muchos de nosotros nos hemos vueltos tolerantes a las situaciones de ciberacoso como si estas fueran normales. Vejan a alguien en nuestras propias narices, y nos unimos, lastimosamente, al corro de los que se burlan, sin pensar en el daño que estamos ocasionando a la víctima.
¡Estemos alerta!, en este terreno no caben matices, el ciberacoso tiene indicadores claros, hay un perfil del acosador y/o acosadores, y hay víctimas, y hay espectadores. Si permitimos situaciones de maltrato verbal, insultos, vejaciones, no pensemos simplemente que se trata de una bronca entre dos, probablemente estemos en presencia de un ciberacoso en toda regla, y ni siquiera nos hemos dado cuenta, y hasta es probable que nos hayamos convertido en cómplices de la situación.
En mis paseos por este mundo virtual, he visto como muchos, escudándose en el anonimato de la Red, van esparciendo su veneno de insultos, ataques a las ideas de los demás, groserías de la peor calaña, descalificaciones, etc. No hay para qué contar las frases que he tenido que leer, por ejemplo, en contra de mi fe cristiana ¡Es increíble!
Por eso tengo como regla: cuando no soy tratado según las normas mínimas de cortesía que deben regir las relaciones en el mundo virtual, corto enseguida la interacción, y no entro al trapo, porque sencillamente no vale la pena.
Finalmente, seamos prevenidos con la información personal que compartimos en las Redes Sociales, las fotos que colgamos, los comentarios que hacemos, tomemos las precauciones necesarias, configuremos nuestros perfiles de tal forma que nuestros datos queden siempre bajo nuestro control.
He visto chicos, por ejemplo, que junto a la información básica de su perfil añaden el pin de su Blackberry, para que cualquiera pueda contactar con ellos a través de su dispositivo móvil,...No sé yo si esto es lo más prudente.
Por eso, padres, maestros, orientadores, ¡conversemos con los adolescentes sobre estas cosas!, porque la solución, claro está, no es apartarlos del mundo del ordenador, eso sería un absurdo, sino que aprendan ellos mismos a ser prudentes, y que desarrollen estrategias y competencias para hacer un uso inteligente de las posibilidades educativas, sociales y lúdicas que les ofrece la Red.
Otra cosa es que nosotros mismos, los adultos, no estemos al día con las aplicaciones tecnológicas que manejan los chicos,.... eso ya es harina de otro costal. Y aquí lo dejo.
Si quieres profundizar en el tema, te recomiendo: Las TIC y la violencia de género: el ciberacoso y también: 6 razones para educar a los niños en el uso de las Redes Sociales.
Marcelo
La fe mueve montañas: ¡Creer que Jesús puede hacerlo!
Cae la noche sobre los mares de Canarias. Yo vuelvo de nuevo
a la carga con el tema de la fe. Es cuestión de caminar codo a codo con el
Maestro.
Releyendo los Evangelios descubro que las sanaciones y
milagros que realiza Jesús, como signos que acompañan el anuncio de la Buena
Noticia, van siempre precedidos por una actitud de fe en su persona. Es un
convencimiento que nace en el corazón de quien busca la gracia o bendición del
Señor.
Se trata de una fe expectante, centrada en Jesús, y que hace
posible la manifestación del poder de Dios. En la mayoría de los casos, el
Maestro la exige como condición para curar o realizar el prodigio que se le
pide.
Es una clase de fe que consiste, sobre todo, en creer con todo el corazón que Jesús puede hacerlo.
Esta fe, que obra sanaciones y milagros, es un don de Dios.
Es la fe de la mujer que padecía flujos de sangre. Ella
estaba persuadida de que si lograba tocar el manto de Jesús sería curada, como
en efecto así fue (Mt. 9, 20-22)
Es la fe del centurión romano quien creyó que bastaban las
palabras de Jesús para curar a su siervo. Él supo reconocer que el poder para
curar estaba en el misterio de la identidad del Maestro, por lo que no era
necesario que entrara en su casa, y le impusiera las manos al enfermo. Con sólo
mandarlo Jesús, su servidor se curaría ¡Gran fe la de este pagano que
sorprendió al propio Señor! (Lc. 7, 1-10)
Es la fe del ciego de Jericó que no dejó de gritar hasta que
el Señor se detuvo, y le concedió la vista (Mc. 10, 46-52)
Es la fe que Jesús le dijo a Jairo que tuviera cuando
vinieron a decirle que no molestara más al Maestro porque la niña ya estaba muerta.
La respuesta del Señor es contundente: “No
temas, ten fe solamente,…” (Mc. 5, 35-43)
Es la fe de Pedro caminando por las aguas del lago. Sólo
comenzó a hundirse cuando empeoró el mal tiempo y empezó a dudar (Mt. 14,
22-33)
Es la fe que el Señor no encontró en Nazaret, la aldea donde
se había criado, razón por la cual no pudo realizar allí muchos milagros (Mt.
13, 58)
Es la fe que Jesús exigió al padre del muchacho epiléptico.
Se ve que al Maestro no le convenció el tímido: “Si algo puedes, ayúdanos,…” Él buen hombre lo comprendió enseguida,
y respondió con aquel grito que a mí personalmente me conmueve: “Creo, ayuda a mi poca fe” (Mc. 9,
14-29)
Y pudiéramos seguir dando ejemplos.
Testigos de todas estas cosas, los apóstoles se dieron
cuenta de la importancia capital de la fe para experimentar el poder de Dios y
le pidieron al Señor que se las aumentara. El Maestro les dio aquella respuesta
que siempre me ha parecido enigmática: “Si
tuvieran fe como un grano de mostaza,…” (Lc. 17, 5-6)
En las parábolas, Jesús cita la semilla de mostaza como un
ejemplo de algo muy pequeño que esconde una gran fecundidad. Por eso la compara
al Reino de Dios (Mc. 4, 30-32)
A veces me he dicho, ¡Vaya hombre, nuestra fe es tan pequeña
que ni siquiera hemos llegado aún al granito de mostaza, pues no hemos logrado,
hasta ahora, ni trasladar sicomoros ni mover montañas!
En conclusión, ¡a seguir pidiendo, con los apóstoles, que se
nos aumente la fe!, porque ella es la llave que abre los tesoros de gracia y
misericordia que el Señor nos tiene preparados. A ver si pidiendo llegamos por
lo menos al bendito grano de mostaza que dice nuestro amable Maestro.
En el Año de la Fe, redescubramos lo que significa creer en
Jesús con la mirada, y el corazón, atentos a los Santos Evangelios. Para que en
nuestras vidas también acontezcan los signos y milagros que testimonian la
llegada del Reino, y conozcamos de nuevo quién es Jesús de Nazaret para cada
uno de nosotros y nosotras. Amén.
viernes, 12 de octubre de 2012
Comienza el "Año de la Fe" : Panorama actual y tres desafíos
Esta tarde asistí a la Eucaristía en la Ermita de San
Isidro, ubicada en el corazón de la ciudad donde vivo. Con ella, según las
palabras del sacerdote, inaugurábamos en mi parroquia el Año de la Fe 2012-2013,
un tiempo de gracia y bendición que dedicaremos a profundizar en la experiencia
de ese don inmenso que hemos recibido: la
fe cristiana.
Es para pensar que ahora, justo ahora, cuando en muchos
ambientes está en cuestionamiento la idea misma de Dios, la Iglesia proponga
dedicar todo un año a reflexionar sobre aquello que más parece desafiar la mentalidad contemporánea: la fe.
No es un secreto para nadie que a escala mundial, y
particularmente en Europa, los secularismos
a ultranza han pretendido excluir la
experiencia cristiana del ámbito de la cultura actual.
Me ha tocado leer artículos de prensa, comentarios de
intelectuales de oficio, que cuestionan la legitimidad
racional de la creencia en Dios, por no hablar de la salvación en Jesucristo, y que en algunos casos hasta ridiculizan la experiencia de los
creyentes como si perteneciera a un estadio
infantil del desarrollo de la humanidad.
Algunos ateísmos, incluso, consideran la fe en un ser
superior como un mal para la
humanidad, la causante de multitud
de conflictos e injusticias, un error
y un peligro para los seres humanos,
razones que esgrimen para justificar su agresividad
e intolerancia frente a los creyentes.
Por los medios de
comunicación social, continuamente se promueve modelos de vida que omiten de
su horizonte toda referencia a una realidad
trascendente.
Hay personas, todo hay que decirlo, muchas más de las que
nos gustaría, que aunque se confiesan cristianas o creyentes, en la práctica
viven como si Dios o las realidades de la fe no existieran, o no fueran relevantes.
En mi trabajo como educador, he venido observando las
dificultades que tienen los jóvenes en recibir la Buena Noticia de Jesucristo. No sólo ha fallado la cadena de transmisión generacional, sino que
además han crecido en un marco donde la fe es algo marginal. Sencillamente, en
sus ambientes de origen, en sus grupos familiares, entre sus vecinos y amigos, el testimonio de la fe está debilitado,
cuando no completamente ausente.
Este es, a grosso modo, el panorama actual en el que iniciamos
el Año de la Fe.
Ojalá que no caigamos en la tentación de vivir este tiempo encerrados en nosotros mismos, centrados
en nuestras celebraciones, quejándonos
del ambiente adverso que nos ha tocado vivir, añorando otras épocas más propicias y luminosas.
Porque, recordemos, la
historia siempre está preñada de oportunidades.
Vivamos el Año de la
Fe como una gracia del Señor que nos reta y nos invita a caminar como sus discípulos del siglo XXI
Una oportunidad para la nueva evangelización.
Respondamos con valentía a los tiempos que corren, y a los cuestionamientos,
algunos muy legítimos, que nos plantean.
No hay que tener temor. La gracia del Espíritu, prometido por Jesús, nos asiste.
Tengamos presente los desafíos de la fe en este aquí y en
este ahora de la historia:
1. Vivamos la
integralidad de la fe que hemos recibido: Hay que vencer la tentación de
aderezarse un credo hecho a la medida de los gustos y las conveniencias de cada
quien. Hemos de conocer, aceptar y vivir
íntegramente el mensaje que se nos ha transmitido, sin manipulaciones ni
amputaciones que desfiguren el contenido de la Buena Noticia cristiana.
2. Vivamos la fe en diálogo con la ciencia y los
problemas de hoy: Los tiempos nos exigen un talante dialogal. Que sepamos
dar las razones de nuestra esperanza, como dice el apóstol Pedro, a todo aquel
que nos las pida (1 Pe 3, 15). Hemos de vencer los prejuicios que intentan
contraponer la ciencia o la razón a la experiencia de la fe, y para ello hemos
de formarnos, prepararnos para este encuentro con las preguntas de hoy, y,
sobre todo, estar atentos, escuchar y dialogar.
3. Vivamos la fe como
una experiencia de seguimiento a Jesucristo: La fe no es sólo un conjunto de verdades que asumimos y
aceptamos intelectualmente, es una experiencia de seguimiento a la persona viva
de Jesús de Nazaret, haciendo el camino del discipulado que nos proponen los
Evangelios. Para tener fe no basta con conocer los contenidos de aquello que
confesamos creer, hay que encontrarse con Jesús
Resucitado y seguirle, reconocerle como Señor y Salvador de nuestras vidas.
Este es el testimonio que se nos pide y reclama hoy.
Qué el Señor colme al mundo en este año de grandes bendiciones,
atraiga a su amor a los que se han alejado del camino, y renueve siempre la fe de
su Iglesia. Amén.
miércoles, 10 de octubre de 2012
Pedir trabajos a los alumnos en la era del Internet
En el Blog Preguntarse y Buscar, de mi amigo @josefer_juan, siempre encuentro artículos interesantes, quizás por ese talante fresco de sus escritos, siempre en diálogo con lo que acontece día a día y llama a las puertas reclamando una respuesta, o simplemente una palabra que ilumine, o la sencilla inquietud de una pregunta que nos ayude a caminar.
Esta vez he encontrado una reflexión sobre un tema que como educadores debería preocuparnos: ¿cómo orientar a nuestros alumnos y alumnas para el uso del Internet como fuente de información y experiencia de aprendizaje? Dado el interés que puede tener para nosotros, pues se trata, nada más y nada menos, de una de las llamadas competencias básicas: tratamiento de la información y competencia digital, he decidido ofrecerles el artículo en su totalidad.
PEDIR TRABAJOS A LOS ALUMNOS EN LA ERA DEL INTERNET
No son ni tres ni cuatro los profesores que a la hora de trabajos a sus alumnos temen que se convierta en un simple googlear las tres o cuatro páginas primeras sin mayor sentido crítico, y copiar y pegar posterior (versión moderna del antiquísimo verbo “plagiar”) de un modo más o menos ordenado. Personalmente soy uno de esos profesores preocupados. Si bien de partida reconozco que, siendo yo estudiante, cuando copiábamos de libros y se nos “olvidaba” citar la fuente, los profesores no tenían las herramientas de las que hoy disponemos para “preocuparse” por el buen hacer de sus alumnos.
Hace tres años me molestaba en seleccionar una frase que me parecía muy buena del trabajo (o cinco palabras consecutivas) y entrecomillarla en Google. Para mi antisorpresa, la totalidad de los alumnos que creía que copiaban los trabajos de portales de internet, así lo hacían. Lo que me sorprendió fue la diversidad de “copiados” existentes. Un reducido grupo, ínfimo, plagiaba absolutamente, y sin criterio. Otro un poco mayor, copiaba párrafos seleccionados más de una vez con mucho acierto. Y otro un poco más grande, manejaba diferentes versiones y hacía un incipiente trabajo de redacción común con alguna que otra aportación. Como es normal, no trato aquí la situación de los jóvenes que consultaban internet como se hacía antiguamente con cualquier libro y leían.
El siguiente paso de mi evolución personal fue descubrir programas gratuitos antiplagio, como el que se puede encontrar en educared o descargar en otras web. Esto ya requiere que los trabajadores de la educación (que no sólo son los profesores, sino también los alumnos y sus familias) dispusieran de forma ordinaria en su buen hacer de ordenadores con conexión a internet. Estos programas son muy útiles para detectar. Son cómodos de utilizar y muy prácticos. Aunque después de un trimestre utilizándolos reconozco que la intuición, al menos entre los alumnos que me manejo, es más que suficiente para un profesor perspicaz. Avisé a los muchachos de estas nuevas herramientas al servicio del profesorado, pero su conducta no cambió en absoluto. Creo que no existió gran modificación en la distribución de los grupos según su resultado. Y personalmente no me ofrecía ninguna aportación para alcanzar los objetivos que deseo. Reconocer una problemática es sencillamente un primer paso.
Después de leer algún que otro artículo sobre profesores apresados en la misma inquietud, considero que copiar/pegar es una gran oportunidad educativa cuando se inserta dentro de un proyecto mayor que la mera actividad que se demanda. Es decir, ya no tiene sentido pedir algo para que el alumno lea sin más. En la era de la información, en la que los jóvenes son los que más leen de todas las generaciones pasadas, los criterios y objetivos deben cambiar sustancialmente. Y esto tanto en lo que se refiere al contenido como al continente.
Aún así, quien no quiera que sus alumnos copien, que ensaye alguna de estas posibilidades:
- Acortar la extensión y la temporalidad de los trabajos. Más trabajos cortos, pero en menos tiempo. Y diseñar así una especie de libro con ellos en el que se pueda hacer una síntesis. Un trabajo por entregas, sobre distintos temas relacionados entre sí. Bien porque el tema se profundice sucesivamente, o bien porque estén encadenados.
- Trabajos con palabras. Pedir trabajos en los que se encuentren determinadas palabras clave, que el alumno tiene que subrayar para que puedan ser vistos.
- Ofrecer las páginas web y pedir la síntesis personal a través de preguntas.
- Y por último, el famoso examen posterior. Es decir, que presente lo que presente el alumno, tendrá que demostrar sin estar conectado a la red qué ha sido del trabajo realizado. Lo cual supone afirmar, con más o menos claridad, que el trabajo no es más que una lectura o forma de estudio sin valor por sí y en sí mismo.
Una gran variación educativa supone saber de antemano que el alumno copiará o consultará Internet en cualquier caso. Darlo por supuesto para adelantarse con capacidad de encauzar la situación, y aceptando sin resignaciones estúpidas que toda la información que está a disposición de la sociedad actualmente es una maravilla que no fue soñada en ningún otro momento de la historia. Por lo tanto:
1. Dejar claros los criterios del trabajo, y su esquema. Que no sea sólo un papel que se entrega. Que pueda componerse de forma adaptada: no tiene sentido pedir biografías de personajes famosos, porque se copiará, ni grandes estudios porque no se leerán. El esquema del trabajo se puede entregar previamente al alumno, o desarrollarlo en clase en forma de contrato y acuerdo previo.
2. Pedir referencias de lo consultado. Citar fuentes, y aprender a hacerlo en la era de la información. Y superar así las dos o tres primeras de Google, sin criterio alguno. En la petición de referencias se puede cerrar más el círculo queriendo unas determinadas web (por ejemplo, si es de empresas, sólo las de empresas de un sector y no páginas de análisis empresarial; o delimitarlo sólo al campo de los blogs; o, en tiempos del incremento del inglés en las aulas, sólo páginas en inglés).
2. Pedir referencias de lo consultado. Citar fuentes, y aprender a hacerlo en la era de la información. Y superar así las dos o tres primeras de Google, sin criterio alguno. En la petición de referencias se puede cerrar más el círculo queriendo unas determinadas web (por ejemplo, si es de empresas, sólo las de empresas de un sector y no páginas de análisis empresarial; o delimitarlo sólo al campo de los blogs; o, en tiempos del incremento del inglés en las aulas, sólo páginas en inglés).
3. Impedir que visiten siempre las mismas web. No aceptar trabajos que se realicen sobre los consabidos almacenes de vagos y sus rincones anejos. Algo que además puede ser muy educativo es dialogarlo con ellos previamente en el aula. No todos lo comprenderán, pero nunca algo que se explica en clase es aceptado ni entendido al unísono. Habrá quienes manifiesten resistencias, y muchos que valoren su propio trabajo por encima de esas mediocridades.
martes, 9 de octubre de 2012
Orando juntos: Señor, bendice nuestras manos
"Señor, bendice mis manos", una hermosa oración que encontré en la página de las Hijas de Jesús: Vivir fi. Me he tomado la libertad de introducir algunos cambios, pasando las palabras del singular al plural, pensando sobre todo en esos momentos comunitarios de diálogo con el Señor, cuando juntos ofrecemos la misión que se nos ha encomendado,... al comienzo o al final de un encuentro, al iniciar la tarea apostólica,...
Sea cual sea nuestro ministerio en la Iglesia, hemos de reservar un tiempo para compartir un rato de oración con los hermanos y hermanas que Dios pone en nuestro camino. Orando juntos reafirmamos la unidad, nos animamos mutuamente en la fe común, y hacemos presente a Jesús quien nos ha prometido que allí donde dos o tres se reúnen en su nombre, allí se hace él presente en medio de su pueblo (Cfr. Mt. 18, 20)
Señor, bendice nuestras manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.
Señor, bendice nuestros ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por nuestro modo de mirarles.
Señor, bendice nuestros oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben nuestra comodidad.
Señor, bendice nuestras bocas
para que demos testimonio de Ti
y no digamos nada que hiera o destruya;
que sólo pronunciemos palabras que alivien,
que nunca traicionemos confidencias y secretos,
que consigamos despertar sonrisas.
Señor, bendice nuestros corazones
para que sean templos vivos de tu Espíritu
y sepan dar calor y refugio;
que seamos generosos en perdonar y comprender
y aprendamos a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de nosotros
con todo lo que somos, con todo lo que tenemos.
Original de Sabine Naegeli
sábado, 6 de octubre de 2012
La Religión en el mundo guanche: tarea de 1º ESO para el estudio del Hecho Religioso
La primera unidad didáctica de mi programación de 1º ESO es
una introducción al estudio del Hecho Religioso.
Para el logro de los objetivos de aprendizaje de este tema he
propuesto a los alumnos y alumnas una tarea: Conozcamos la Religión de los guanches. He elegido este tema buscando
aproximar a los alumnos y alumnas al contexto cultural e histórico de su entorno:
las islas Canarias, y como una
estrategia para promover en ellos la adquisición de las llamadas competencias
básicas.
La tarea se desarrolla a través de las siguientes fases:
1. Conocimiento del vocabulario básico: Los alumnos y
alumnas investigarán, en diccionarios, páginas Webs y material didáctico, el
significado de algunas palabras y conceptos básicos: Religión, Dios, fe,
tradición, templo, sacerdote, lo sagrado, el rito, el culto, signos religiosos
e imágenes, ofrendas, las mediaciones, el destino después de la muerte, el mal,
la oración, la moral religiosa y el sentido del pecado.
Los resultados de esta investigación, que pueden realizar en
pequeños grupos, se comparten en la asamblea de la clase. El profesor deberá
explicar cómo estos elementos son comunes a todas las religiones, y aclarará
las dudas que puedan surgir al respecto.
2. Elaboración de mapa conceptual: Con los conceptos
trabajados en clase, los alumnos, en pequeños grupos y bajo la asesoría del
profesor, deberán dibujar un mapa conceptual. Se les explicará que conociendo ya
el significado de las palabras, buscaremos destacar, por medio de un esquema, las
relaciones que existen entre ellas, lo que nos ayudará a comprender mejor su
significado.
Los mapas conceptuales elaborados por los distintos grupos
se discutirán en clase, y con los aportes de todos, se realizará una versión
final. Sería interesante que se plasmara en una cartulina y se colgara en el
panel del aula.
3. La Religión de los guanches: El profesor facilitará a los
alumnos un material didáctico sobre la Religión de los guanches. También se
podrán consultar páginas Webs especializadas en el tema, por ejemplo: Mitología Guanche
Antes de proceder a su lectura, sería conveniente que el
profesor introdujera brevemente el tema de las poblaciones que habitaban las
islas Canarias antes de la llegada de los españoles, su origen,
características, ubicación, etc.
Seguidamente, los alumnos y alumnas deberán leer atentamente
el material informativo, ya sea en pequeños grupos o a través de una lectura
colectiva guiada por el docente.
4. Identificación de los conceptos: Los alumnos y alumnas,
en pequeños grupos, deberán identificar la presencia en la Religión de los
guanches de los conceptos básicos del mapa conceptual elaborado. Con este
ejercicio de reconocimiento, elaboraran un cuadro-resumen final donde se
especificará:
a. El nombre del dios o dioses de los guanches
b. Principales símbolos o imágenes religiosas del mundo
guanche.
c. Los templos o lugares de culto de la sociedad guanche.
d. Las fiestas o celebraciones de su calendario.
e. Las personas consagradas y que dirigen el culto.
f. Los principales ritos religiosos. Oración y ofrendas.
g. La concepción de la muerte y el culto a los difuntos.
h. Las normas de vida moral.
i. El uso de mediaciones naturales: agua, leche de cabra,
fuego, etc.
j. Las tradiciones sobre el origen de sus dioses.
k. La concepción del mal (la enfermedad, el pecado, etc.)
Con los aportes de todos los grupos, se elaborará un
cuadro-resumen final, representativo de toda la clase, que puede colocarse en
el panel del aula.
Es conveniente que en la asamblea final de autoevaluación se
especifiquen algunas conclusiones importantes: la universalidad de algunos
elementos característicos del hecho religioso guanche, su aplicación al estudio
de otras religiones, etc.
Como colofón, sería interesante que los alumnos y alumnas vieran
alguna presentación en PowerPoint, o un vídeo, relativo a la Religión de los
guanches, sus símbolos, los lugares de culto etc.
Podemos terminar el tema dejando abiertas algunas preguntas,
que despierten la curiosidad del alumnado: El principal Dios de los guanches ¿se
parece al Dios de los cristianos?, ¿ha existido, o existe, algún pueblo de la
tierra donde no esté presente el Hecho Religioso?
* Competencias básicas: A través de esta tarea se promueve
principalmente las siguientes competencias básicas: lingüística, social y
ciudadana, aprender a aprender, la competencia digital, autonomía e iniciativa personal, interacción
con el medio físico y la competencia artística.
Un vídeo interesante sobre la Religión de los Guanches que pueden compartirse en clase:
La Creación del Mundo según las tradiciones guanches:
viernes, 5 de octubre de 2012
LA ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASIS
Hoy, día del poverello de Asis, quiero ofrecerles el libro de Leonardo Boff, La oración de san Francisco de Asis, una bella y actualizada reflexión sobre la conocida plegaria franciscana: "Señor, haz de mí un instrumento de tu paz".
Hasta hace algunos años tenía una visión romántica de esta plegaria. Pero al fijar mi atención en el texto, caí en cuenta de lo que realmente pedimos cuando la rezamos.
En esta oración rogamos expresamente tener un papel activo en el plan divino de bendición y salvación para el mundo. No es lo mismo pedirle al Padre que derrame sin más su paz en los corazones, a pedirle que sea yo el canal o instrumento de su paz. Claro está que Él puede hacerlo sin mí, pero ha querido usar a gente concreta, como tú y como yo, como embajadores de su gran misericordia en medio de los hombres.
En este sentido, es una oración, que si se reza en serio, puede ser muy incomoda. Nos descentra de nosotros mismos y nos compromete a ser canal de perdón, alegría, consuelo, comprensión,...para los otros.
¿Notas que falta alegría en tu ambiente? Sé tú instrumento o canal de la alegría para los que te rodean.
¿Falta el perdón o reina el odio cerca de ti? Sé tú instrumento de perdón o reconciliación para los tuyos.
¿Hay desaliento o cansancio en los que luchan a tu lado? Sé tu canal de esperanza y fortaleza para ellos,...
El "pobrecito" de Francisco nos invita a vaciarnos de nosotros mismos, para "enriquecernos" con los ricos dones de Cristo, y repartirlos a manos llena en nuestro pequeño mundo. La clave está en la oración, en la unión con el Señor. Nosotros sin él no podemos hacer nada.
Un hombre lleno de la paz de Dios es una lampara que brilla en medio de su casa, su barrio, su instituto, su ciudad, su país, la tierra toda,...
¡Qué el Señor nos envíe muchos hombres y mujeres así, instrumentos de su paz y su misericordia para sus hermanos y hermanas!
¡No nos conformemos con pedir a Dios sus bendiciones, pidámosle ser nosotros un canal de gracia y misericordia por donde fluyan las bendiciones que pedimos!
Amén.
LA ORACIÓN DE SAN FRANCISCO: DESCARGAR
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